jueves, 9 de abril de 2009

EL SUICIDA COTILLA

Estoy al borde del precipicio... Ahora que me fijo, qué vistas más bonitas, qué luz, y ese amarillo de las margaritas... y ese verde de los naranjos. Pues como te iba diciendo, estoy al borde del precipicio, nada tiene sentido para mí. Sé que esta es la única solución... Vaya, desde aquí se ve todo el pueblo... ¿A santo de qué están sacando otra vez al santo? En fin, como iba pensando en el precipicio del borde estoy. Este precipicio desde el que veo la piscina del Marqués... ¡piscina cubierta! Las cosas no cambian, los pobres pobres toda la vida, los ricos ricos toda la vida. O por lo menos sacando la barriga. Ect.

El suicida cotilla regresó a casa a las ocho, una vez que hubo anochecido y ya no captaba los detalles. Igual de deprimido, nadie pudo decirle que en realidad había disfrutado de las vistas.

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